Norberto González: guardado en un cofrecito (+ Video)


“Cuando (Michael) Conforto me conectó el jonrón con las bases llenas, fue como si me hubieran matado. Nunca lo esperé, menos frente a toda la afición cubana, por la televisión nacional. Es uno de los peores momentos que recuerde… Pero al día siguiente pedí la bola: debía reponerme, eso era lo importante.

Víctor me apretó un poco entonces: tendría la oportunidad otra vez y si me daban otro ‘palo’ como el anterior, me sugería recogiera el maletín y regresara a Cienfuegos pues eso le podía suceder a cualquier muchacho joven, no a un pitcher de experiencia como yo”.

Sin tiempo para reparos asumió el reto el zurdo Norberto González, convertido a partir de allí en la pesadilla del cuarto bate de los estadounidenses durante los topes de confrontación en el estadio Latinoamericano. Con similar ecuanimidad transitó por el montículo de la Semana beisbolera de Haarlem, su salida número 38 con el equipo Cuba.

“En siete ocasiones había asistido a un torneo en Holanda y es este el primero que ganamos. Siempre pedíamos discutiendo el juego final; incluso yo lancé tres de ellos y en ninguno conseguí la victoria”.

Ahora, en cambio, fuiste el hombre de confianza para la dirección de conjunto criollo en las situaciones de mayor peligro. 

“Víctor no aguanta a los pitchers: cuando embasas a un corredor te quita y pone a alguien pues, a su criterio, es prefiere le den el batazo a otro. Me preparó poco a poco: cada día más y más responsabilidades hasta el desafío determinante. Dijo que él me tenía guardado en un cofrecito por ser el de mayor experiencia dentro del equipo y debía asumir ese rol. Yo era el hombre a llamar cuando más comprometido estaba el partido.

“Actué en los siete encuentros, algo muy difícil pues debes hacer bullpen así  sea para enfrentar a un bateador. Me tocaba controlar por mi mismo las fuerzas y para eso se necesita una gran preparación física.

“En par de ocasiones me molesté con el manager por traerme únicamente contra zurdos; esa función de dominar solo a estos no me gustaba. Él me aconsejó quedarme tranquilo, ya llegaría mi momento más adelante, tal como  sucedió. Siempre me tuvo mucha confianza, esperemos sea así para los próximos eventos”.

Al decir de varios atletas, las condiciones climáticas de Haarlem influyeron, en cierta medida, en el rendimiento del equipo. ¿Cuánto te afectó en tus salidas?

“La temperatura oscilaba entre seis y siete grados y no estamos adaptados a eso, mucho menos los lanzadores. Demorábamos mucho en entrar en calor, nos dificultaba el movimiento del brazo al tirar, las manos se resecaban… En lo particular lo sufrí más, pues no me gusta ponerme ningún tipo de enguatadas o abrigos cuando subo a la lomita, solo la camisa, y pasé bastante frío”.

Fuiste el héroe indiscutido en la conquista de la corona en la grama del Pim Mulier: en cinco entradas y un tercio ponchaste a siete de los 17 hombres en turno, retirando a doce de ellos de forma consecutiva, cadena rota únicamente por el jit de Radamés Nazario. ¿Habías planeado un desempeño así?

“Ese día fue cuando más duro me presenté, más fuerte y sobre todo con un buen control. Al llegar al terreno pensé: ‘hay dos outs, si logro el tercero a lo mejor Víctor me deja seguir’. Dominé al zurdo y cuando llegué al banco vi que todo seguía tranquilo y yo ni pregunté.

“Lo más difícil resultó el último ponche; estaba ansioso por terminar el juego. Siempre me esfuerzo en busca del mejor rendimiento y también ahora las cosas salieron como yo quería, pero nunca imaginé cerrar así”.

La presencia de Víctor Mesa a la dirección de la novena antillana genera muchas expectativas. ¿Cómo se vivió esta experiencia entre los jugadores?

“En lo personal, me gusta mucho el sistema de dirección de Víctor. Para él lo principal es la disciplina, no existe margen de error al respecto, ya sea dentro o fuera del estadio. No cree en nombres, sino en resultados.

“Además, le imprimió otro dinamismo al equipo: entrar y salir corriendo del terreno, con él los horarios son intocables, no permite a nadie tomar bebidas alcohólicas… fue una escuela y todos la deberíamos seguir. Sí tienes sus cosas y a veces se pasa a la hora de hablar con los atletas pero, a la larga, todo está en función de la disciplina”.

Sin dudas Harleem no constituye el mejor indicativo para un completo diagnóstico del equipo Cuba en la actualidad. Aún así, ¿cómo valoras el triunfo allí conseguido?

“Desde hace muchos años no ganábamos ningún torneo, por eso para mí lo fundamental es que los muchachos se adapten a ganar, recuperen esa  costumbre perdida en los últimos tiempos. Al menos esta victoria nos abre un camino a la confianza”.

El III Clásico establece el mayor reto para el pasatiempo nacional y para Norberto, en el plano personal. ¿Qué esperas de ese evento?

“Si logro participar, como espero, seré el único lanzador cubano en asistir a los tres Clásicos. Otros jugadores también lo harán: Frederich Cepeda, Yuliesky Gourriel y Ariel Pestano. El otro con posibilidades sería Michel Enríquez, mas no está en el entrenamiento ahora, por tanto me uniría como el cuarto en la lista. Quizá sea también el final de mi carrera y a partir de entonces tomaré otras decisiones.

“De momento, voy a prepararme para la cita: descansaré una semana y luego  comenzaré a buscar me peso de competencia; debo bajar cerca de cinco kilogramos. La máxima es la misma: esforzarme, darlo todo en el terreno e intentar cerrar allí como lo hice en el torneo de Holanda”.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Bernardo dice:

    Quisiera le hubieran preguntado por el cambio d numero ahora q Victor uso el 32 q era su numero en el Cuba y el 33

    Me gusta

Deja un comentario