Que no se apaguen los radios

En coautoría con Jorge Félix Heguy Cabrales*

Más negros que verdes lucen los resultados de la novena local por esta fecha. Slump, mala racha, como le quieran llamar, lo cierto es que el Elefante se echó a medio camino mientras la fauna beisbolera (Leones, Cocodrilos, Gallos y Lobos) corre en tropel por una mejor tajada en la segunda mitad.

Predomina el desánimo entre la afición y las versiones superan en bote a la Mizuno 200: problemas internos, indisciplina, falta de atención, desinterés … Ciertas o falsas, solo los involucrados sabrán, pero muy obvio resulta el parpadeo del entusiasmo en el equipo, como si lo hubiesen porcionado a cuotas según el rival.

“Existe un declive en varios aspectos, fundamentalmente en la defensa –reconocía el manager Iday Abreu. Este campeonato tiene características diferentes, pues alineamos con distintos atletas por sucesos ajenos a nuestro interés. Debimos asumir variantes en su momento y no nos dio tiempo a preparar la selección.

“No es nada para alarmarse –insiste el director de la novena. Realizaremos los ajustes necesarios y retomaremos el juego efectivo del Cienfuegos. No han jugado del todo mal,  solo hay pequeñas mermas e imprecisiones y sobre ellas ya estamos trabajando”.

De momento, la inestabilidad matiza el accionar de la manada: un día remonta una diferencia de cinco carreras y al otro permanece impotente ante dos; un día utiliza a un lanzador por hombre en turno y al otro le confía cinco indiscutibles al cerrador del desafío; un día conecta cinco jonrones en un partido y después demora otros cinco choques para dar otro; un día llena las bases en cada episodio y al otro hace un trillito del home al banco.

Y así, un día bota el juego la defensa, al otro la ofensiva y, para no ser menos, también pone lo suyo el pitcheo. Al tercer día organizan las actuaciones y  al cuarto lo enredan de nuevo. Tenemos a uno de los elencos más completos de la temporada, máxima indiscutible, pero si cada “pata” camina por su lado, el Elefante cae por su propio peso.

No es (dicho de forma categórica) la ausencia de Yasiel Puig el motivo para tamaños desaciertos, pues de manera convincente han ganado los Elefantes sin el referido jardinero en nómina. Por demás el equipo permanece casi intacto: estelares lanzadores, bateadores de gran calibre, defensores del team Cuba; perfecta combinación de nombres (y hombres) envidiada por cualquier otro conjunto en la Serie.

Se extraña al muchacho, coincido, sobre todo por las intermitencias en la pradera derecha. Ojalá lo dejen entrar (y ojalá lo decidan pronto) pero no será él quien suba a la lomita cuando falle el abridor, ni le alcanzará la velocidad para defender el cuadro y menos ocupará los nueve turnos al bate de la alineación cuando los maderos hagan mutis en el diamante. Falta algo más en esta ocasión y no lleva el número 14 en la espalda.

Estabilizar el desempeño de los verdinegros figura entre las necesidades a corto plazo, con Yasiel Puig o sin él. La mala racha deviene el mejor amigo de una novena en un campeonato largo (¿cuántos no la sufrieron hasta aquí?) mas preocupa que en lo adelante el tiempo no correrá a favor de los caídos.

“Mantendremos la política del juego diario como si fuera el último –asegura Iday. Buscaremos las victorias necesarias desafío tras desafío para ubicarnos en una posición cómoda y alcanzar la clasificación lo antes posible”.

La afición le exige a los Elefantes porque pueden, deben y tienen que dar más. Empujan a soñar en grande y por ello también toca espacio a la constancia desde las gradas. Como diría Camilo Villalvilla, uno de los diseñadores de este periódico: que no se apaguen los radios, lo decisivo aún está por llegar.

*Estudiante de Periodismo